Tal vez no fue suficiente intentar llegar con el pensamiento y el recuerdo; imposible ir contra las decisiones predestinadas y puestas en marcha con terquedad. Hay momentos en que es mejor decir ya no más; desafortunadamente ya se dijo, desafortunadamente ya no hay marcha atrás.
Los sueños y la realidad no se llevan de la mano, sólo nos resignamos a lo que hay, a lo que se encuentra, a lo que llega a las manos.
Y aunque se siente como si un camión triturara tus entrañas es mejor decir adiós, y no permitir que el odio inunde los recuerdo.
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